Intriga Lasciva - El Instituto [47]
Capítulo 47.
Roxana Íntima.
Apenas me enteré del secreto de Roxana Carmín supe que tenía una gran noticia entre manos —comenzó diciendo Candy. Las integrantes del club Veritas Sectatores la miraban en silencio—. Para empezar deben saber que Roxana Carmín fue la decana de este instituto antes que Mario Dalessi. Era muy respetada por todos e incluso llegó a ser bastante famosa. Me extraña que nunca hayan oído hablar de ella. Porque además de sus funciones como decana, Roxana también tenía un programa llamado “Roxana Íntima”, un nombre bastante apropiado, si tenemos en cuenta hacia dónde se dirigió la temática. Se emitía por internet, desde su página web personal. Esa web ya no existe, ni se molesten en buscarla.
A mí el programa me parecía un tanto aburrido, lo miraba solo para ver si podía sacar algún chimento. A veces participaban algunas celebridades locales. Tu hermana fue varias veces —dijo, señalando a Erika. Ella dijo que no tenía ni idea. No acostumbraba a seguir la carrera mediática de su hermana. Desvió la mirada, cruzó los brazos e infló los cachetes. Siare le recordó a todas las presentes que a Erika no le cae muy bien su hermana—. Creo que Kamilexia le debe buena parte de su fama al programa de Roxana Carmín —aseguró Candy—. Participó en muchos programas. —No le dijo a Erika que la ex profesora, Noemí García, había mencionado a Kamilexia como una figura clave en todo este asunto. A veces es mejor guardarse una carta bajo la manga.
En ese momento Sofía Levitz se sumó a la reunión. Aseguró que conocía el caso de Roxana Carmín, porque ella era seguidora de su programa. Pero dejaría que sea Candy quien cuente la historia, al fin y al cabo ella fue la que escribió esa famosa nota que expuso todo el escándalo.
El programa cosechó cierto éxito —continuó Candy—. En especial entre la gente joven. Apuntaban a un público que tuviera entre dieciocho y veintiún años. La misma edad que los alumnos de este instituto… por eso mismo era normal que alumnos participaran en algunas emisiones. También había entrevistas, consejos de cocina, de bricolage y demás cosas por el estilo. Admito que hasta yo misma empecé a entretenerme, hay que reconocer que Roxana Carmín es una mujer tan hermosa como carismática.
Candy apretó algunas teclas en su computadora portátil y en la pantalla del club de detectives apareció una mujer de tez morena muy bronceada, cabello marrón lacio y unos ojazos negros impresionantes. La siguiente imagen la mostraba de cuerpo completo. Vestía de forma sobria, pero elegante. Un pantalón de vestir beige algo ajustado en esos voluminosos muslos y una camisa blanca que parecía luchar con la presión que esos grandes pechos ejercían contra los botones.
«Uf… mamasita, qué buena que está. Le chupo todo», comentó Xamira.
Hay algo importante que deben entender —continuó Candela—. El programa tenía una audiencia local, principalmente lo veían otros alumnos del instituto. Tenía la fama suficiente como para que de vez en cuando la revista Caleidoscopio lo mencione, pero nunca llegó a gozar de una fama nacional. Y siempre se emitía por su web privada, donde no tenía restricciones de contenido, de lo contrario Roxana nunca podría haber llegado tan lejos. La fama a gran escala la alcanzó cuando todo se volvió un escándalo. Pero antes de eso pasaron cosas que en un programa de televisión convencional jamás se hubieran permitido. Incluso se corrió el rumor de que Roxana Carmín se estaba volviendo loca de a poco y que cada vez iba más lejos. Esto generó controversia entre sus fans, algunos la defendían, otros la criticaban. Creo que yo contribuí bastante a generar esa controversia, porque le dediqué varias notas al programa de Roxana. Durante unos meses ésta fue mi principal fuente de trabajo… y solo en una revista como Caleidoscopio podía publicar notas con un tinte tan explícito.
Roxana se dio cuenta de que entre sus seguidores e invitados había un tema que despertaba muchísimo interés: la sexualidad. Quiso sacar provecho de este tema, a pesar de que ella siempre se mostró muy virginal. A pesar de su cuerpo tan voluptuoso, Roxana parecía la viva imagen de la decencia. Nunca hacía comentarios desubicados y era muy crítica con las mujeres que se exponen en internet. También afirmaba que la pornografía atrofia el cerebro y genera adicción.
«En eso estoy de acuerdo. Yo misma lo estoy padeciendo», acotó Oriana.
Para que entiendan cómo los seguidores veían a Roxana les cuento que ella solía dar charlas en iglesias. Aconsejaba a las jóvenes que esperen hasta el matrimonio para tener su primera experiencia sexual.
«¡Uf… qué conservadora!», dijo Erika.
Exacto. Esa es la palabra. Roxana Carmín era sumamente conservadora. Algunos se burlaban de ella diciéndole cosas como “Te la das de decente, pero usás ropa ajustada que te marca las tetas y el culo”. Eso era cierto, siempre se vestía como en esa foto: un atuendo sobrio, pero muy ajustado. Ella se defendía diciendo que no podía quitarse su anatomía antes de vestirse. Que ese era su cuerpo natural y que no se avergonzaba ni un poquito de sus atributos.
«La banco —volvió a acotar Oriana—. Pasé mucho tiempo avergonzándome de mi propio cuerpo, pero ya no más».
Si les soy sincera —continuó Candy— creo que siempre le gustó provocar. Era consciente de lo que su cuerpo podía generar tanto en hombres como mujeres. A veces, como quien no quiere la cosa, usaba blusas escotadas o que le marcaban mucho les pezones. Incluso llegó a usar pantalones que le marcaban la vagina… o sea, con un evidente “cameltoe”. Inició un debate entre la gente, logró que sus seguidores apoyaran esta forma más “atrevida” de vestirse. El discurso era que ninguna mujer debería sentirse obligada a esconderse detrás de mantas, aunque su cuerpo fuera muy voluptuoso. En retrospectiva puedo decir que aquí empezó todo. Roxana comenzó a invitar a sexólogas para dar charlas sobre el tema y un día se filtró esta imagen e internet:
Las integrantes del club se quedaron boquiabiertas al ver el atuendo de Roxana Carmín, quien ya no parecía tan conservadora.
Tenía puesta una ajustada blusa roja con bordes de encaje negro. No es solo que fuera escotada… es que estaba abierta y las tetas quedaban expuestas casi por completo, mostrando sus perfectos pezones. Debajo tenía una minifalda negra que se adhería a su piel como si fuera pintura y remataba con un borde de encaje negro. Y para darle más énfasis al conjunto, tambíen se había puesto medias de encaje negras que llegaban hasta la mitad de sus muslos. Roxana miraba a la cámara con expresión sensual, se apoyaba en su escritorio como si estuviera invitando a un amante a jugar con ella.
La Fan N° 1 de Roxana Carmín se sintió muy contrariada al ver esa imágen en el twitter de su ídola. Al principio pensó que podría tratarse de una foto trucada; pero no le quedó más alternativa aceptar que era real. ¿Por qué una mujer que era sinónimo de decencia femenina subiría algo así a internet?
¡La hackearon!
Fue la primera explicación racional que encontró la Fan N° 1. Sí, eso lo explicaba todo… o casi todo. Aún le quedaba la duda de por qué Roxana se había sacado esa foto tan… sugerente. Esa actitud tan erótica no encaja con su forma de ser.
Cuando Roxana Carmín subió a su web un video explicando lo ocurrido, la Fan N° 1 respiró aliviada. Sí, efectivamente le habían hackeado la cuenta. Un malnacido subió esa foto a su cuenta de Twitter para humillarla; pero ella no se dejaría derrotar tan fácil. Su Fan N° 1 chilló de emoción al escuchar estas palabras. Su ídola lucharía para defender su integridad.
Roxana explicó que esa foto se la tomó una amiga de confianza que la convenció de probar un conjunto un tanto “atrevido” que se había ganado en un sorteo. El detalle de que se le vieran las tetas se debía a que la ropa no era de su talle y la blusa no cerraba. A su amiga le pareció gracioso este detalle y aprovechó para tomarle la foto. Era solo un inocente juego entre amigas, se suponía que nadie más vería esa imagen.
Esta explicación tranquilizó a su Fan N° 1. Roxana seguía siendo la mujer íntegra de siempre. Y más adelante la apoyaría cuando la respetada decana del Instituto tomara la decisión de actualizar su vestuario.
Escribí una nota hablando de esta filtración —continuó Candy—. Causó cierto revuelo local. Ese ejemplar vendió muchas copias, todos querían ver las imponentes tetas de Roxana Carmín. Ante las críticas ella se mostró tan segura de sí misma que ni siquiera borró la foto de su Twitter. Deben entender que Roxana tiene un enorme poder de convicción. Es uno de sus principales talentos. Consiguió que su “fandom” apoyara el cambio de atuendo. Para mostrarse como mujer empoderada que confiaba en su propio cuerpo, comenzó a usar atuendos muy similares a este. Acá empezó la nueva etapa del programa… y la cantidad de espectadores aumentó considerablemente. Entraban muchos pajeros a ver cómo, a veces, a Roxana se le escapaba algún pezón de sus amplio escotes o cómo se le podía ver la tenga gracias a las minifaldas extremadamente cortas que usaba.
«Wow, es un cambio muy radical… para una mujer tan conservadora», comentó Erika.
Sí, eso sorprendió a muchos. Pero a mí lo que más me sorprendió fue que sus seguidores la apoyaran y la incentivaran a usar esta ropa. “Estamos orgullosas de vos, Roxana. No te dejes vencer por las malas críticas”, le decían sus fans más acérrimas. “Sos dueña de tu cuerpo y de tu programa, podés hacer lo que quieras, siempre te vamos a apoyar”. Todo esto ya empezaba a sonar como a una secta, y mi interés no hacía más que aumentar. Y estoy segura de que las filtraciones las hizo ella, a propósito, para aumentar el rating de su programa.
«¿Cómo estás tan segura? —Preguntó Siara—. Porque gracias a Nemesis sabemos que eso de las filtraciones es real».
Sí, lo sé… pero Roxana usó muchas veces la excusa del tipo “me hackearon la cuenta de Twitter” o “Esto lo subió alguien sin mi consentimiento”. Por supuesto hubo algunos que no le creyeron y que aseguraban que no eran “filtraciones”; pero su fandom sí le creyó… y ese era el objetivo de Roxana.
«Yo lo tomé como una táctica de márketing —dijo Sofía Levitz—. No me molestó para nada. Me parecía bien que contara esos pequeños cuentitos de “me hackearon”, porque tampoco podía salir a decir “Miren mis tetas, ¿les gustan?”. Y hay que admitir que le funcionó muy bien. Los niveles de audiencia aumentaron considerablemente».
«¿No le generó conflictos con los auspiciantes?», preguntó Siara.
«No había auspiciantes —respondió Sofía—. El programa se financiaba por las donaciones de los espectadores, yo misma doné un montón de veces, dentro de mis posibilidades. Pero había gente que donaba mucho más. Imaginate, la mayoría de sus espectadores eran alumnos de este instituto. Pendejos y pendejas con acceso a la tarjeta de crédito de papi y mami. Roxana no debía rendirle cuentas a nadie más que a su público. Ellos pagaban por cada progama».
«¿Y cómo era la audiencia de Roxana?», Pregunto Oriana.
«Había dos grandes grupos de fans —dijo Sofía—. Yo estaba en el grupo que veía el programa como si fuera la lucha libre. Sabíamos que todas esas excusas que ponía Roxana eran parte de una narrativa previamente guionada y podíamos disfrutar de eso. En cambio, los fans más acérrimos creían en todo lo que dijera Roxana. Siempre que alguien dudaba de ella, salían a defender su integridad».
«Me imagino que también había gente que la veía solo para criticarla», comentó Xamira.
«Sí, pero esos no se pueden considerar fans. Y tampoco eran el sector más amplio de la audiencia. Por loco que parezca, la mayor parte eran esos fans acérrimos que creían en Roxana de forma incondicional».
Eso fue lo que le permitió llegar tan lejos con este jueguito —dijo Candy—. Había un amplio sector de su audiencia que lo disfrutaba.
Antes de hablarles de las posteriores “filtraciones” tengo que contarles sobre una nota que titulé: “El descenso a la locura de Roxana”.
En ella hablé de cómo el programa se iba inclinando cada vez más hacia la temática sexual. Entrevisté a algunas sexólogas invitadas y ellas me corroboraron que Roxana insitía mucho en que se vistieran con ropa sensual, similar a la que usaba ella. Todas las sexólogas invitadas eran muy bonitas, a algunas se las notaba incómodas con esos atuendos tan sugerentes, a otras no.
Los temas que tocaban eran sugeridos por los seguidores del programa. Hacían preguntas típicas: “¿Está bien masturbarse?”, “¿Cómo se coloca un preservativo?”, “¿La primera vez duele?”. Roxana aseguraba que tenía como objetivo ayudar a los jóvenes con estas dudas que nadie parecía dispuesto a responderles de forma apropiadas.
Pero lo que le puso color a la nota fue lo que ocurrió en un programa en particular. Roxana pasó de pezones que se escapaban y tangas que asomaban bajo minifaldas a un contenido más explícito. Y el siguiente paso en esta degeneración fue es especial dedicado a la masturbación femenina.
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A los seguidores del programa les impactó mucho ver el nuevo atuendo de Roxana. Algunos pensaron que había ido demasiado lejos; pero la mayoría la justificó. Ya había anunciado que éste sería un programa especial dedicado a una temática sexual. De hecho el programa se hizo a petición de los espectadores. La Fan N° 1 pensó que no era necesario emitir vestida así; sin embargo mantuvo firme la confianza en su ídola.
«Ella sabe lo que hace. Está segura de sí misma».
Roxana apareció ante la cámara de rodillas en una cama. Su impactante atuendo captó toda la atención. Tenía puesto un conjunto de lencería negra con transparencias (poco) sutiles. Cualquier espectador que fijara la vista en puntos estratégicos podría notar que los pezones se notaban un poco bajo la tela. Aunque sin duda lo que más impactaba era ver que Roxana tenía el pubis depilado, algo evidente gracias a la transparencia de su tanga. Este pequeño triángulo de tela negra cubría su vagina, pero dejaba todo el pubis transparentado. Sus medias y el portaligas le daban un aspecto aún más atrevido, sensual… erótico.
—Hola, bienvenidos una vez más a Roxana Íntima. Sí, sé lo que estarán pensando: que me volví loca. Y no, nada más lejos de eso. Hoy tenemos un programa muy especial y consideré apropiado vestirme para la ocasión. Espero que a mis seguidores no les moleste… y que no lo consideren un atrevimiento. Les recuerdo que sometimos el asunto del atuendo a votación. Muchos entendieron que la decencia de una mujer no se pierde por su forma de vestir. Y que nunca debemos avergonzarnos de nuestros propios cuerpos. En el instituto ya hay muchas chicas que viven acomplejadas por su anatomía y quiero ayudarlas a sentirse más cómodas. También quiero que se quiten las dudas que tengan con el sexo. A pesar de ser decana en el instituto, aún no pude convencer a las integrantes de la Junta Directiva para que aprueben las charlas de educación sexual, por eso lo haremos aquí, en mi programa. Gracias a todos por acompañarme y quiero presentarles a la invitada que me va a ayudar en esta pequeña clase. Ya la conocen, participó varias veces en este programa, pero estoy segura de que nunca la vieron vestida así. Démosle la bienvenida a la sexóloga Andrea López Neri.
Una grabación de aplausos comenzó a sonar. Roxana hizo un sutil movimiento separando aún más sus piernas. La división de su vulva quedó claramente marcada en la tela de la tanga. Junto a ella apreció una hermosa rubia de unos treinta y cinco años, vistiendo un un erótico conjunto de lencería blanca. Era tan impresionante como el que lucía Roxana. Juntas saludaron a la cámara. Cualquier despistado que hubiera entrado a este video sin conocer el programa hubiera pensado que se trataba del comienzo de una película porno.
—Ay, te depilaste el pubis —comentó Andrea, con una amplia sonrisa.
—Así es. Tuve que hacerlo para poder usar este conjunto de ropa interior. Considero de mal gusto usar estas tangas con transparencias si una no arregló un poquito el asunto ahí abajo.
Bajó un poco su tanga para que el mencionado pubis pudiera verse mejor. La sexóloga estiró su mano y lo acarició.
—Te quedó muy suavecito. ¿Te depilaste con cera?
—Ay, no… ni loca. Eso duele mucho. Directamente me hice la depilación permanente, así que la voy a tener peladita por un largo tiempo.
Las dos mujeres se rieron como colegialas. Parecía divertirles mucho la escena que estaban montando para los espectadores.
—Andrea, ¿Estás lista para la charla de hoy?
—Sí, aunque estoy algo nerviosa, no lo voy a negar. ¿Estás segura de que querés hacerlo de esta manera? ¿La gente va a entenderlo?
—Estoy segura. Ya dimos algunas explicaciones sobre la masturbación usando dibujos e incluso algunas fotos de vaginas; pero eso no ayudó a despejar las dudas de nuestra audiencia. Por eso se me ocurrió darles una clase un poquito más… gráfica. Y sé que para vos no es fácil.
—Sinceramente no sé cómo hiciste para convencerme de hacer esto. Yo… yo jamás mostré en cámara la… —señaló su entrepierna—. Si hasta me da vergüenza estar vestida así —soltó una risita incómoda—. Mi marido me dijo que todo esto es una locura, que no debería hacerlo.
—Lo vas a hacer bien, Andrea. Estoy segura. Tenés que confiar en vos… y tu marido también debería hacerlo. No la vas a mostrar porque te guste mostrarla, todo el mundo entiende eso. Lo vas a hacer por una buena causa.
—Bueno, sí… eso es cierto.
La rubia jugueteó con su cabello y se tambaleó nerviosa. Al verse en el monitor junto a la cámara enrojeció. Había accedido a esta locura, pero le molestaba que Roxana no se hubiera comprometido de la misma forma que ella. Antes de comenzar con la grabación le dijo claramente “Mi vagina no se tiene que ver en ningún momento. Tené mucho cuidado con eso”. “¿Y por qué la tuya no se puede mostrar y la mía sí?”, había preguntado la sexóloga. “Porque yo soy la conductora del programa, no puedo exponerme de esa manera. Vos sos una invitada… y además sos sexóloga. Es tu trabajo”. “Mi trabajo es educar sobre sexo, no mostrar la concha en público”. Roxana ni siquiera se quedó para escuchar el final de esa frase. Recibió la señal de que debía estar lista para grabar y fue hasta la cama que habían armado en el set.
Ya era muy tarde para arrepentirse, pero aún podía lograr que Roxana se comprometiera un poquito más con el programa.
—Empecemos con lo básico —dijo la conductora.
—En la masturbación femenina lo más básico es estimular los pechos —dijo Andrea, ahora la rubia mostraba una sonrisa maquiavélica—. Quitemos el corpiño y te muestro cómo se hace.
Con un hábil movimiento de sus dedos desprendió el corpiño de Roxana y le dejó las tetas a la vistas.
—¡Epa! Pensé que ibas a mostrarlo con tus pechos, no con los míos. ¿Qué van a pensar mis seguidores?
La clave del programa era evitar las interrupciones. Aunque fuera grabado y después se editara, había que mantener la mayor fluidez posible.
—Ay, Roxi… con la cantidad de veces que se te vieron los pezones…
—Esos fueron accidentes.
—Hasta hay una foto de tus tetas en Twitter.
—Foto que yo no subí…
—Y que tampoco borraste. Vamos, no pasa nada. Estos melones merecen sus quince minutos de fama. —Apretó ambas tetas—. Y así es como se puede iniciar la estimulación.
—¿Así? ¿No es un poco brusco? Creí que empezaríamos con algunos roces sutiles en los pezones…
—Los pellizcos son más efectivos —aseguró Andrea, y acto seguido estrujó uno de los pezones de Roxana entre sus dedos.
—Auch… duele un poquito.
—Un poquito, sí… pero mirá que lindo colorcito que agarraron tus mejillas. Esto pone a circular la sangre. ¿Podés sentir el subidón?
—Mmm… puede ser. Entonces… para que se entienda bien… —Roxana quitó el corpiño de la sexóloga. No tenía las tetas tan grandes como las de ellas, pero aún así estaban muy bien—. ¿Aprieto así?
—Sí, así está muy bien. Sin demasiada presión, pero que se sienta… y una vez que los pechos están bien estimulados, se puede pasar a la parte que todas nos interesa más.
—Antes quiero aclarar que en mi opinión una mujer decente no debería andar tocándose ahí abajo.
—Ya hablamos de este tema, Roxana. Incluso admitiste que de vez en cuando te masturbás.
—Sí, sí… a eso iba. No lo considero… apropiado; pero entiendo en que hay momentos en que es necesario hacerlo. Simplemente quiero que nuestras seguidoras manejen estos consejos con moderación. No es para que anden tocándose a cada rato.
—Claro, por supuesto —Andrea pensó que no había nada de malo si lo hacían; pero no dijo nada porque no quería quedar como una pajera ante toda la audiencia de Roxana… en especial si su marido o alguna de sus amigas miraba el programa.
“Por dios, ¡si mis amigas ven esto, me muero! ¿Cómo no lo pensé antes? ¿Qué van a opinar de mí? Van a decir que me volví loca. ¡Carajo! ¿Cómo permití que esta mina me convenciera. Esto es una locura”.
Pero Roxana paga bien. Muy bien. Su audiencia de pendejas ricachonas le suministra fondos más que suficientes como para pagar por la humillación de una sexóloga respetada.
—Entonces… ¿Cómo sigue esto?
—Ay, Roxana… vos no sos una pendeja primeriza —dijo Andrea López Neri—. Más de una vez habrás llevado la manito ahí abajo.
Roxana no se dejó intimidar por la actitud desafiante de la sexóloga. Sonrió con cortesía y llevó su mano al interior de la tanga blanca de Andrea. Esto tomó a la rubia por sorpresa. Nunca se imaginó que la respetada decana se atrevería a tocarla de esa forma.
—No lo hago muy seguido, pero cuando lo hago empiezo así. ¿Lo estoy haciendo bien? —Acarició suavemente los labios vaginales de Andrea y rozó el clítoris en varias ocasiones.
La sexóloga quedó algo aturdida y le llevó unos segundos volver a concentrarse en la nota que debía dar.
—Sí, lo hacés muy bien. Lo importante es arrancar con suavidad, para estimular las zonas erógenas. Se nota que tenés mucha experiencia en esto, Roxi. Me gustaría saber cada cuánto lo hacés realmente… porque una de las preguntas más frecuentes entre nuestras espectadoras es: “¿Está mal si me masturbo todos los días?” ¿Vos qué les dirías?
—Mmm… yo no soy sexóloga, pero una vez al día me parece mucho. Aunque, entiendo a esas chicas… debo admitir que es el ritmo que estuve llevando últimamente. Creo que se debe a los nervios por el programa, y la acumulación de estrés.
Habló sin dejar de acariciar la vagina de la rubia.
—Exactamente. El estrés puede llevarnos a hacerlo más seguido, así que chicas no se preocupen. Masturbarse es una excelente forma de reducir el estrés. Y si te hacés una paja por día, Roxi, nadie debería juzgarte. ¿Hoy te hiciste una?
A Roxana no le gustaba referirse a la masturbación como “hacerse una paja” y Andrea lo sabía muy bien. Pero no dejaría que la intimiden en su propio programa. Con actitud desafiante respondió:
—Sí, hoy me hice una buena paja… fue hace un rato, antes de empezar a grabar el programa. Ya sabés, para aliviar la tensión. Le recomiendo mucho a las alumnas del instituto que se hagan una paja antes de un examen.
—¿Que lo hagan en el instituto?
—Bueno, es preferible que lo hagan en sus casas… pero yo sé muy bien que más de una usa los baños del instituto para hacerse una paja. Si lo hacen por aliviar el estrés… ¿Quién puede juzgarlas? A veces los exámenes son muy exigentes.
—¿Y vos te encontraste con estas alumnas que se pajean en los baños?
—Uy, si… un montón de veces. Intento no ser demasiado severas con ellas, y hasta les sugiero que terminen con el asunto. Yo espero mientras lo hacen, para que nadie las interrumpa.
—Y hacés muy bien, Roxana, porque no hay nada más molesto que interrumpir una paja. Uf… lo estás haciendo bien. ¿Podés notar los dedos húmedos?
—Sí, están muy húmedos.
—Como ya sabés, eso es señal de que la masturbación está funcionando. La lubricación es esencial. Yo recomiendo usar lubricantes. Te pedí que trajeras uno para hoy…
—La producción debía encargarse de eso —miró a las personas detrás de las cámaras—. ¿Lo consiguieron? ¿No? ¿Nada? Uy… parece que no tenemos lubricante.
—Bueno, no importa, de alguna forma nos la vamos a arreglar. Ahora…
—Ahora deberías quitarte la tanga, las chicas en su casa quieren ver cómo es el proceso. De eso se trata todo esto.
—Ah… sí… claro…
Las mejillas de la rubia volvieron a enrojecer. Quería convencerse de que no sería necesario mostrar la concha, pero ya no podía retrasarlo más. Dejó que Roxana le quite la tanga y miró a la cámara como si le estuviera suplicando al público que, por favor, no la juzguen.
—Uy, las cosas que tengo que hacer para educar sobre sexología.
—Sabemos que esto requiere un gran esfuerzo, Andrea. Nuestra audiencia te lo agradece. Y deberías sentirte orgullosa, tenés una vagina muy hermosa.
Acarició los labios vaginales de la rubia.
—Muchas gracias. Bueno, para seguir con la explicación… ahora, chicas, seguramente muchas sentirán ganas de meter algún dedo, ¿No es cierto, Roxi?
—Absolutamente. Hace una semana estaba con una de mis alumnas en el baño del instituto. Ella se estaba haciendo una paja muy energética… me preguntó si había algo malo en meterse tanto los dedos. Yo le dije que con lo mojada que estaba, no había ningún problema.
Andrea soltó una risita y le siguió la charla. Ella creyó que todo este segmento se borraría en la edición. Nunca imaginó que formaría parte de la versión que se vería en la web de Roxana.
—Hiciste bien en decirle eso. Si la lubricación es buena, los dedos se disfrutan mucho. ¿La chica estaba muy mojada?
—Empapada. Le saltaba juguito de la concha.
—Wow, qué chica afortunada. Algunas mujeres lubrican más que otras, eso también es normal. Yo no tengo la suerte de lubricar de esa manera… aunque si tengo un orgasmo fuerte se puede poner muy húmedo.
—¿Es difícil llegar a ese tipo de orgasmos con la masturbación?
—Sí, bastante difícil. Para tener un orgasmo como ese tengo que estar muy pero muy excitada. Hace años que no tengo un orgasmo de ese estilo.
Esa fue una recriminación encubierta para su marido, quizás él nunca se enteraría de esto, pero al menos se lo sacó de adentro.
—El orgasmo de esta chica sí que fue muy húmedo, te lo puedo asegurar. Lo vi desde cerca.
—¿Y por qué desde tan cerca?
—Porque a ella le daba vergüenza llegar al orgasmo, y yo le aconsejé, desde lo poco que sé del tema, que siguiera hasta el final. Como bien dijiste: no está bueno interrumpir la masturbación. Y bueno, para alentarla me arrodillé frente a ella y le fui dando algunos consejos, cositas simples: que estimulara su clítoris, que usara más de un dedo a la vez, o que mantuviera un buen ritmo durante unos segundos. Y de pronto… ¡zaz! Empezó a saltar juguito a montones. Me cayó todo en la cara ¡un enchastre!
Andrea volvió a reírse, ella seguía convencida de que nada de esto se vería en la versión editada del programa.
—¿Así que una mujer te acabó en la cara, Roxi?
La aludida también se rió.
—Sí, se podría decir que ya sé cómo se siente cuando una mujer te acaba en la cara. Es… muy húmedo, viscoso… aunque no me pareció desagradable. Pero fue sin querer. La chica hasta me pidió perdón. Pobrecita, estaba más humillada que yo. Le aseguré que no me había molestado y que se centrara en seguir, porque las mujeres podemos tener más de un orgasmo.
—Ese sí que es un buen consejo. Muchas mujeres desconocen que pueden tener un orgasmo después de otro, y frenan al primero. Hay que seguir… siempre hay que seguir. Los hombres deberían saberlo más que las mujeres.
—Muy cierto. Y así fue… le dije a la chica que siguiera, que no se preocupara por mí. Hasta que ¡zaz!
—¿Otra vez?
—En toda la cara. Para colmo la segunda vez me agarró con la boca abierta. Así que, por accidente, ya sé qué se siente cuando una mujer te acaba en la boca.
—Experimentaste el privilegio de las lesbianas…
—Sí, y sin ser lesbiana —soltó una fuerte risotada—. Juro que nada de esto estuvo planeado. Solo intentaba ayudar a una chica con sus problemas. Es que yo recuerdo las dudas que tuve a esa edad… me hubiera gustado tener a alguien que me diera consejos sobre sexualidad.
—A mí también, definitivamente. De paso también le podrían haber dado algunos consejos a mi marido. Le expliqué las cosas un montón de veces, pero parece que se las olvida.
—¿Y qué cosas te gustaría que haga?
—Mmm… me gustaría que me chupe las tetas. Ese es un estímulo muy bueno, pero él no lo hace porque dice que le da vergüenza.
—¿Vergüenza? ¿Chupar una teta? Pero si no pasa nada por hacerlo… mirá, le voy a mostrar a tu marido cómo se hace.
Acto seguido, Roxana se prendió a uno de los pezones de la rubia y comenzó a succionarlo.
Sin embargo, antes de que se produjera un contacto entre sus labios, Roxana estiró la mano y reanudó la masturbación en Andrea. La sexóloga continuó dando consejos muy simples y algo vagos. Orientaba a Roxana a tocar un poquito acá y otro poquito más allá.
—Uy, sí… exactamente así quisiera que lo haga.
—Y es una tontería, ni siquiera requiere práctica. Es algo… intuitivo. —Volvió a darle un chupón—. Si yo estuviera en el lugar de tu marido, no descuidaría un par de tetas tan lindas.
—¿Escuchaste, amor? Ponete las pilas porque acá tenés competencia.
Las dos mujeres se rieron y aclararon que todo iba en broma. Todo menos lo de chupar tetas, eso sí deben hacerlo los hombres con sus parejas.
Entre risas y caricias hubo un momento en que sus narices se tocaron y por un momento pareció que iban a besarse. El culo y la concha de la sexóloga quedaron en primer plano, para que todos los espectadores pudieran disfrutar de la vista.
—Lo estás haciendo muy bien, Roxi —dijo Andrea, con vos sensual. Claramente la masturbación le estaba afectando, se le notaba en el ritmo entrecortado de su respiración—. Muy pero muy bien.
—Gracias, solo estoy poniendo en práctica lo que aprendí al hacerlo con mi propia vagina. ¿Te parece buena idea si te acostás? Así la audiencia puede ver mejor todo lo que hacemos.
—Sí, claro… por supuesto.
La mayor parte de la vergüenza de Andre se había disipado, para darle lugar a la calentura. Se acostó boca arriba con las piernas bien abiertas. Roxana le metió un dedo en la concha y comenzaron a hacer varias tomas.
Aprovechando la magia de los programas en diferido, que pueden editarse donde sea necesario, repitieron varias de estas tomas para que quedaran lo mejor posible. Los dedos entraban y salían de la concha de Andrea y ella misma repetía consejos para las jóvenes espectadoras. “Cuidado de no lastimarse con las uñas, si las tienen largas háganlo así…” y Roxana metía los dedos mostrando la forma apropiada de hacerlo. “Si quieren un mejor estímulo, acaricien las paredes internas de la vagina con los dedos”. Si no quedaba bien, lo hacían otra vez… y otra… y otra…
—Pueden practicar todo esto con una amiga de confianza —sugirió Roxana.
—Claro, por supuesto… como lo estamos haciendo nosotras ahora. Eso sí, aclaren bien las cosas con sus amigas antes de hacerlo.
—Así es, que no vayan a pensar de que esto es algún tipo de seducción lésbica. Es solo… masturbarse con una amiga. ¿Creés que dos amigas pueden masturbarse mutuamente sin que eso se vuelva raro?
—¡Claro! Cuando estudiaba en la universidad, practicaba mucho con mis amigas de sexología. Y no lo veíamos como algo “raro”.
—¿Y cómo terminaba eso?
—Digamos que yo también sé lo que se siente cuando una mujer te acaba en la cara… o en la boca.
—Ay… —las dos se rieron—. Y bueno, los accidentes pasan.
—Sí, y hay que tomarlos con humor.
Cambiaron de plano, para no aburrir al público. Esta vez Roxana se puso en cuatro patas sobre la cama. Andrea hizo a un lado la tanga negra, procurando que la concha de Roxi no se vea en ningún momento, y le metió los dedos. El ángulo de cámara permitía que se vieran los dedos moviéndose entre las nalgas de Roxana, y por milímetros no se veía su concha.
—Uf, nunca me había masturbado una sexóloga. De verdad tenés conocimientos que a mí se me escapan.
—Estoy moviendo los dedos de la misma forma que te enseñé. Te puedo asegurar que yo lo disfruté de la misma manera que lo estás disfrutando vos.
—Mmm… se siente muy rico. Chicas, definitivamente tienen que probar esto con sus amigas. Es… delicioso.
A pesar de que los espectadores vieron solo unos diez minutos de esta masturbación, en realidad fue mucho más larga y requirió varias tomas. En especial porque a veces Roxana se movía demasiado y su concha aparecía en cámara. La producción le avisaba de este detalle y ella y Andrea repetían la toma una y otra vez, tanto como fuera necesario.
Cuando por fin esta escena quedó bien, Roxana miró sonriente a la cámara, con las mejillas enrojecidas y sus tetas aún a la vista.
—Muchas gracias a todos por habernos acompañado en este programa especial. Recuerden que este fue un experimento… un nuevo formato que sirve como prueba piloto. Nos gustaría llevar el programa a otro nivel, pero eso depende de si a ustedes, que son nuestros contribuyentes, les interesa esta temática. Andrea, un gusto tenerte acá. Espero que vuelvas pronto.
—Voy a estar acá cada vez que me invites. La pasé muy bien, Roxi. Lo digo de verdad. Al principio fue algo… incómodo, por los nervios; pero después de un rato comencé a sentirme muy bien.
—Lo mismo digo. Es nuestra primera vez mostrando tanto ante las cámaras, es lógico que estemos nerviosas. Lo mismo digo para nuestra audiencia. Si esto les incomodó un poco, quizás con el tiempo se les pase. Bueno, sin nada más que decir, me despido. Hasta la próxima.
Roxana se quedó muy satisfecha con el especial dedicado a la masturbación… y todo hubiera salido de maravilla si no fuera por culpa de esa mocosa y su maldita revista de chimentos. Dios maldiga el día en que escuchó por primera vez el nombre Cándida Zambrano.
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«Che, Sofi —dijo Erika—. Después de este programa… ¿no te cuestionaste si Roxana de verdad era una mujer tan conservadora? Porque parece todo una farsa».
«Por supuesto que me lo cuestioné, al igual que muchos de sus fans. Pero no creo que su actitud conservadora haya sido una actuación. De verdad era así. Le salía de forma natural, sin esfuerzo. Cuando decía que una mujer debía mantener una imagen decente en todos los aspectos de su vida, lo decía muy en serio».
«Entonces… ¿qué creés que le pasó?», preguntó Oriana.
«Creo que algo en ella se rompió. Quizás la primera filtración sí fue real… y puede que le haya gustado esa sensación de verse expuesta en internet. Muchos empezaron a considerarla una bomba sexual. Quieras o no, eso te impacta directamente en el ego».
«Entiendo esa sensación —aseguró Oriana—. A mí me sigue dando vergüenza publicar algunas fotos… pero la adrenalina que siento al subirlas es fascinante. Se vuelve una adicción. Obviamente a Roxana se le fueron de las manos estos jueguitos eróticos».
«Los forzó hasta el límite —dijo Sofía—. Pasaron muchas cosas como estas en su programa. Pero mejor vamos de a poco, porque es mucha información… y van a terminar mareadas».
Hagamos un receso —propuso Candy—. Preparemos café y compremos algo para picar, porque todavía queda mucho por contar. Porque, como se imaginarán, ese programa especial dedicado a la masturbación ocasionó un gran revuelo. Y hubo algunas filtraciones que comprometieron mucho a Roxana y a Andrea.
«Ay, me muero de ganas de saberlo todo, pero… ya es tarde —dijo Oriana—. Nos van a echar a patadas».
«No se preocupen por eso —dijo Sofía—. Desde que soy miembro del club pueden tomarse ciertas libertades. Podemos quedarnos toda la noche, si es necesario. Siempre y cuando pasemos la mayor parte del tiempo dentro de este salón».
«Fue un gran acierto sumarte al club —aseguró Erika—. Siara, acompañame a comprar cosas ricas, ustedes llenen la cafetera. Nos espera una noche larga… y muy húmeda».
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